Aunque puedan parecer a primera vista dos actividades muy alejadas, comunicación y fútbol comparten todo un mundo de experiencias que hacen que ideas y acciones de deportistas como el italiano Genaro Gattuso, actual entrenador del Valencia CF, se conviertan en un auténtica fuente de conocimiento para aquellos que trabajamos en el ámbito de la comunicación corporativa.
Hace 15 años, durante el Mundial de Futbol de Alemania, Gattuso, decía en una entrevista que “compararme a mí con Zidane es una vergüenza para el fútbol”. El entonces futbolista, respondía a la pregunta de un periodista que afirmaba que él y el francés habían sido las grandes estrellas de las primeras jornadas de ese Campeonato del Mundo.
Durante toda su carrera como jugador de fútbol, Gattuso fue a menudo percibido por los medios y por una gran parte de los aficionados como un futbolista tosco, duro y con escasos recursos técnicos. Sobre él se hacían bromas y todo tipo de chistes que pretendían mostrarle como un verdadero “tronco”, a pesar de ser un medio defensivo que aportaba una gran solidez al centro del campo del AC Milan y a la selección italiana, compartiendo equipo con futbolistas como Pirlo, Costacurta, Shevchenko o el mismísimo Ronaldo.
La respuesta del italiano al perspicaz periodista me ha parecido siempre un ejercicio de humildad y una lección que deberíamos asumir como comunicadores o como responsables en cualquier nivel de decisión a escala empresarial. Lejos de representar una actitud conformista o un complejo de inferioridad -que, a buen seguro, Gattuso jamás hubiera suscrito- las palabras del centrocampista italiano representan la sublimación de lo que en comunicación llamamos DAFO, una herramienta indispensable para identificar y reconocer nuestras debilidades y, de este modo, tener la capacidad de reforzar nuestras fortalezas y aprovechar nuestras oportunidades.
Son muchas, quizás demasiadas, las empresas que parecen querer evitar este ejercicio interno que les permita analizar con claridad y humildad (casi sinónimos en este proceso) lo que realmente son. Pero, sobre todo, definir lo que quieren ser y el modo en el que quieren ser percibidos por sus audiencias.
A las empresas, como a las personas les gusta pensar que son, o serán algún día, como Beckham, rememorando la película del mismo título. O que en algún momento alcanzarán las mismas habilidades que Zidane o Messi. Pero olvidan que ser como Gattuso no solo no es fracasar, sino, al contrario, saber ocupar el espacio en el que son eficientes, rentables y útiles a los demás. Y eso pasa inevitablemente por conocerse, definirse y comunicarlo a su entorno en los términos adecuados. Malgastar los preciados recursos económicos y humanos de nuestra corporación en intentar ser como Beckham o como Rafa Nadal, por buscar alguien más cercano, es un error. Y, lo peor de todo: genera una frustración difícil de enfrentar.
Por cierto, la selección italiana de futbol se alzó con aquel mundial de Alemania. Y Zidane fue expulsado por el famosos cabezazo a Materazzi. Quizás por eso quiero construir mi propio DAFO. Porque quiero ser como Gattuso.
Albert Concepción
Director Adjunto R&A