Hay todavía muchas compañías que no dan el paso para probar nuevas formas de comunicar y nuevos contextos. En un momento en el que la atención de las audiencias está tan dispersa y que las posibilidades para informarse, entretenerse y formarse son tan variadas, la construcción del propio relato se ha de abrir a otros canales y ha de probar estilos acordes a cada audiencia. ¡Vaya obviedad! Pero espera, que ahora viene el quid de la cuestión.
Hay situaciones que nos tendrían que hacer repensar nuestra estrategia de comunicación. Piensa, por ejemplo, en el crecimiento de la industria de los videojuegos y los e-sports. En 2019 generaron 35 millones de euros en España, según la asociación nacional de la industria del videojuego y de los esports -AEVI-. También es un hecho la reconversión de los podcasts como alternativa a los contenidos visuales de Youtube (podcasting vs. vlogging y blogging), que, de acuerdo con el informe de 2021 de Spotify, el 51 % de los españoles escuchan podcasts y el 30% están fidelizados al formato. O bien podemos hablar del furor de Tiktok y de los contenidos nativos de Instagram, los contenidos de elearning en abierto dentro de redes sociales o en plataformas adhoc, y la economía colaborativa presente en tantos sectores.
Hace unos años, nos preguntábamos cómo incorporar en la narrativa transmedia los relatos e iniciativas corporativas y, ahora, esperamos a ver qué pasa con el desarrollo del metaverso, desde que Mark Zukerberg volvió a poner el concepto sobre la mesa de las posibilidades del futuro. Lo que es seguro es que ya no se puede medir el liderazgo de una compañía solo por el número de impactos en medios tradicionales. Son importantes, toman el pulso, pero no son un objetivo en sí mismo. Los medios tradicionales, que fueron denominados el cuarto poder, están bajo la atenta supervisión de la opinión pública concienciada, desde que la información empezó a perder su carácter de servicio de interés público y se convirtió en negocio. De ahí el surgimiento de medios alternativos, con nuevos modelos, que no esconden su negocio.
Las audiencias evolucionan la forma de consumir contenidos ( y ojo que quien dice audiencia dice clientela), las audiencias cambian de escenarios, necesitan nuevos estímulos y encontrar a las empresas en distintos contextos. Por eso cada vez es más fuerte la unión de la comunicación y el marketing. Estamos en los canales y contextos en los que se mueve la gente que nos interesa, y les damos novedad y calidad, más allá del objeto social de nuestro negocio y cuánto vendamos, o no podemos aspirar al liderazgo.
Además, no nos mintamos, el liderazgo también es cuestión de actitud.
Equipo R&A